Sola, alejada de sus compañeras de internamiento, ‘Eliza’ mira con
atención la película que se proyecta en la sala de uso múltiple del Centro de
Adolescentes Infractores (CAI) Femenino de Quito, desde uno de los asientos de
la parte trasera del pequeño salón en el que están reunidas las 28 jovencitas
que conviven en el centro. “Hace días que prefiero estar sola”, asegura la
adolescente de 14 años.
Sus grandes ojos cafés claros, miran con atención la historia de Juan
Manuel, el protagonista del cortometraje “Peligros”, que fue parte de la
jornada de prevención de drogas que se realizó en el CAI. Sus pies no dejan de
moverse y sus manos solo cambian de posición con cada cambio de escena; las
entrecruza, a veces, juega con ellas.
Finaliza el corto y ella baja la mirada; evita que Hipatia, la promotora
en prevención, la encuentre. A la pregunta: “¿Cuál es tu sueño?”, que es
el inicio del cine foro, baja su mirada; la vuelca a la cartilla que le fue
entregada cuando ingresó a la sala, unos minutos después que el resto de las
jóvenes. Ojea una a una la “Guía con Información básica para Niños, Niñas y
Adolescentes”, vuelve a la página 6, donde se detallan los factores de
protección y riesgo para el consumo de drogas.
Logra evadir la pregunta, por tanto, la respuesta de su sueño, mientras
Hipatia, culmina la participación con la respuesta de su compañera que está
sentada frente a ella, sin parar de reír. “Donde está tu mente está tu
atención, y donde está tu atención, está tu vida”, termina la promotora; Eliza,
vuelve su mirada a la cartilla y se detiene, nuevamente, en la página 6.
No habla, no participa, solo escucha. Su cuerpo se adelanta a la
pantalla para conocer más sobre el tema. Francisco explica que las penas por
tráfico de drogas son acumulativas, dependiendo de las sustancias y Eliza, hace
cuenta con los dedos.
“¿Alguna pregunta?”, consulta Hipatia. “No”, suena al unísono. Eliza no
unió su voz al coro. Todas compartieron una golosina al final de la jornada, la
adolescente de 14 años por fin sonríe.
¿Qué mirabas con tanta atención?, pregunto señalando el folleto.
“Dice aquí, que los factores de riesgos son conflictos personales,
problemas de conducta y aislamiento social. A mí me gusta quedarme sola”,
reconoce, mientras junta fuertemente sus labios y su voz se quiebra.
¿Alguna vez has consumido alguna sustancia?, consulto. “No”, afirma.
“Pero sí lo he pensado”, dice. “A veces pienso que es una opción para salir de
todos los problemas en los que me metí, para olvidar”.
¿Puedo saber qué problemas?, indago. “Yo me metí en líos. A veces
pienso que porque mi mamá y mi papá no me paraban bola. En mi abuelito sí
confío, a él le cuento todo, él sabe toda la verdad”, confiesa. “La historia
del chico de la película se parece un poco a la mía, pero no quiero caer en las
drogas y hacer más grandes mis problemas.
¿Por eso mirabas la cartilla con tanta atención? “Sí”, responde. “Pero
ya dijeron tantas cosas de lo que producen las drogas en nuestro cerebro, el
licor en nuestras neuronas, que mejor no. Creo que es suficiente con lo que
debo vivir ahora, no quiero aumentar mis problemas”, me dice con una sonrisa,
mientras se acomoda en el pasamano del pasillo, aún con la paleta de caramelo
en su boca.
Responde con una sonrisa a mis dudas y asegura que la información de la
jornada fue interesante; y pide un favor. “¿También podrían informar sobre
temas legales, para saber un poco más?”
Según la Encuesta Nacional sobre Uso y Consumo de Drogas Ilícitas en
Estudiantes de Enseñanza Media, realizada por la Secretaría Técnica de Drogas
en el 2016, que se realizó en un universo de 473.478 adolescentes,
estudiantes de entre 12 y 17 años, con el fin de caracterizar el consumo
de drogas, el 13.20% de varones de educación media consumieron marihuana en los
últimos 12 meses. El 5.85% de estudiantes mujeres de educación media
consumieron marihuana en los últimos 12 meses.
Del total de los estudiantes que señalaron haber consumido algún tipo de
sustancia, el 9.26% señaló que sienten que su familia los valora,
mientras que el 24.19% de los estudiantes encuestados, respondió que sus
padres no les tratan con amor.
Desde el 26 de junio de 2017, cuando el presidente Constitucional de la
República, Lenín Moreno, hiciera el llamado a estructurar el Acuerdo Nacional
para la Prevención de Consumo de drogas, la Secretaría Técnica de Drogas ha
realizado varios acercamientos con instituciones públicas y privadas,
confederaciones deportivas y la academia, con el fin de fortalecer las
políticas públicas para la prevención del consumo juvenil de drogas en el país,
dentro de la política gubernamental del Diálogo Nacional.
“No permitiremos que las drogas arrebaten, cercenen el futuro de
nuestros hijos, de nuestros jóvenes, de nuestros niños. Necesitamos la
corresponsabilidad de toda la sociedad, de las familias y del sistema
educativo, para detener su consumo”, afirmó el Primer Mandatario, durante el
enlace televisivo realizado el pasado 26 de junio, cuando dispuso a la Seted
que propiciara dicho diálogo.
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